27/11/08

El parlamento europeo: ¿ un desconocido ?

Imagen de una sesión en la Eurocámara tomada este octubre


Los próximos días 4 y 7 de junio se celebran en casi toda Europa elecciones al Parlamento Europeo. 735 diputados serán elegidos representando a 490 millones de personas, el primer Parlamento democrático más grande del mundo,( pese a tener el segundo electorado, ya que se considera que el de la República India es el primero, con más de 1100 millones de votantes).


Mucho se ha hablado sobre la funcionalidad de los eurodiputados y eurodiputadas, su peso político real y su importancia en el contexto legislativo europeo. Ciertamente la Eurocámara es muy grande y su funcionamiento peculiar, - la ausencia de un único idioma y sede juega en contra de su agilidad, por poner un ejemplo - y a pesar de que se ha presentado a dicha institución como el paradigma del sueño de la Europa sin fronteras, lo cierto es que demasiadas veces sus señorías han votado o maniobrado más por intereses nacionales que ideológicos. Los debates en las diferentes Comisiones - especialmente la de Agricultura y también la de Transportes y Turismo - así lo atestiguan. No ha sido raro ver a miembros españoles de los Partidos Socialista y Popular Europeo defender lo mismo con diferentes palabras y gestos.


No obstante las formas de un parlamento puramente ideológico se guardan, y a pesar de las presiones de los diferentes gobiernos nacionales y de la propia Comisión - según muchos politólogos, el mayor obstáculo que la Cámara pueda encontrarse por sus no pocas diferencias de criterio - las delegaciones y comisiones de los eurodiputados funcionan.


La pregunta que subyace muchas veces es si el ciudadano aprecia el trabajo de los europarlamentarios, o bien los considera unos políticos lejanos que cada 5 años les piden el voto. Se ha acusado a la Eurocámara de ser el "cementerio de elefantes" de los partidos políticos europeos, de destinar a Estrasburgo y Bruselas a sus políticos más maduros, víctimas de los respectivos procesos de renovación de las formaciones por ellos representadas. Hasta mediados los años 90, gran parte de verdad hubo en esa afirmación: al no tener gran poder legislativo, Bruselas era visto como un perfecto retiro.


No fue hasta la aprobación del Tratado de Maastricht - 1992 - y la ampliación de poderes del Parlamento Europeo que la media de edad de los eurparlamentarios empezó a bajar y su peso político fue más relevante. La ampliación del derecho de codecisión frente a la Comisión y la entrada de Estados miembro en la Unión empezaron a hacer de la antigua Asamblea de Europa un foro político de primer orden donde los "prémieres" europeos empiezan a necesitar a gente de absoluta confianza. A pesar de ello la media de edad de sus señorías sigue siendo más elevada que la de un parlamento nacional.


De hecho, tras esta "mise en escéne" del 1992 - aumento de competencias, de países miembros, de presupuesto de la propia Cámara - el trabajo del parlamentario europeo medio ha aumentado sensiblemente. Hasta ese momento se había acusado al Parlamento de ser un órgano cuyos miembros eran en su conjunto poco trabajadores. El dinamismo de la institución - agravado por rencillas nacionales y también ideológicas - no era (ni es ) un espejo para otros organismos de su índole: tres sedes, 22 posibles idiomas - a pesar de que predominen inglés, francés y alemán en los comunicados - y un número muy grande de parlamentarios ( 735, llegaron a ser 780 tras la última ampliación ) hacen del europarlamento un instrumento político que sin la existencia de políticos dinámicos podría morir de elefantiasis.




Ello se juega la Unión el verano próximo: si observamos la cantidad de intervenciones y preguntas hechas por sus señorías esta legislatura y lo comparamos con el trabajo realizado en anteriores, evidentemente ha sido mayor. No obstante lo que los partidos deberían entender es la necesidad de potenciar esa labor: muchas veces el ciudadano ve el parlamento comunitario como un ente demasiado lejano, muy grande . De hecho ese mismo contribuyente se pregunta si es funcional un Parlamento con 735 escaños, cuyo funcionamiento difícilmente comprende. Porque ahí está el reto de junio, y es hacer más próximo un parlamento que hoy por hoy sigue siendo el gran desconocido - en líneas generales - del ciudadano europeo. Y ese objetivo no se conseguirá con el actual formato electoral de listas nacionales únicas. Si se quiere hacer de las europeas unas elecciones más próximas lo que deberían pensar los políticos es en regionalizar las elecciones, es decir elegir a los representantes por circunscripción electoral clásica. En el caso español autonómica si se quiere, pero acercando la votación a la ciudadanía. Tal como están hoy por hoy pensadas las elecciones europeas éstas no tienen calidez alguna para el ciudadano, no se sienten representados.


Los partidos europeos tienen pues una oportunidad para dar el definitivo empujón a Europa, enviando a unos candidatos y candidatas preparados y preparadas. Que crean en Europa, en la idea de que su trabajo no caerá en balde. De que la distancia con la sede central no haga aminorar el trabajo o sus espectativas: es muy común el eurodiputado novel que empieza con una gran capacidad de trabajo y cuando repite legislatura su nivel de autoexigencia ya no es el mismo.


¿ Hartazgo de Europa? No es un fenómeno típico de los europarlamentarios españoles: alemanes, belgas u holandeses ( más cercanos al Benelux que los mediterráneos y por tanto con menos excusas para faltar a comisiones y plenarios ) también reflejan dicho comportamiento. Si bien es cierto que las facilidades de comunicación son importantes a la hora de cumplir con las obligaciones parlamentarias, no lo es menos que un cierto hastío de los debates con traductor y vivir dos semanas y media al mes en un país frío y lluvioso hacen el resto.


Por tanto se impone una reflexión en los cuarteles generales de los partidos. Un debate serio y profundo sobre el grado de implicación que deben tener sus representantes en el futuro ante Europa: que el Parlamento Europeo no sea moneda de cambio de favores, ni punto y seguido en una determinada carrera política. La permanencia en la Eurocámara debería garantizarse durante toda la legislatura, como respeto a la institución por la cual han sido elegidos.


Y de la cual van a percibir un generoso sueldo.


Muchas gracias.


bernatjofreibonet@yahoo.es
















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