5/11/08

McCain, el porqué de una derrota


TEMA: Las causas de la derrota del candidato republicano senador John McCain a manos del candidato demócrata senador Barack Hussein Obama en los pasados comicios celebrados en los EUA para asumir la Presidencia de la Nación. 
RESUMEN: La victoria demócrata no se hubiera dado de manera tan contundente ni de manera tan clara sin los cambios habidos en EE.UU. en los últimos 6/ 8 años, donde se ha detectado un gran movimiento migracional entre Estados y el impacto que ha tenido la crisis de las hipotecas "subprime" en la población más humilde, muchas veces la misma que se ha mudado de Estado. Dicho fenómeno ha sido protagonizado mayormente por jubilados y prósperos residentes de las grandes ciudades norteamericanas que han ido a vivir a medios rurales con un mayor bienestar,- casos de Virginia, Colorado u Ohio - , así como por trabajadores hispanos y "blue collars" anglosajones, colectivos que históricamente habían demostrado más simpatías hacia el Partido Conservador que no hacia el a veces elitista en sus planteamientos Partido Demócrata.
ANÁLISIS:  el proceso de designación de Barack Hussein Obama como de John McCain como candidatos empezó hace dos años, en los caucuses de Iowa. Por tanto, ha sido un tiempo más que suficiente para conocer el territorio, sus gentes, sus necesidades. Ya desde un principio se vio que el dinero tendría un papel fundamental, siendo los favoritos Hillary Rodham Clinton por el bando demócrata y Rudolph Giuliani por el republicano. La razón no era otra que su maquinaria electoral y económica hacía ya meses que estaba a pleno rendimiento. Eran caballos ganadores. 
No obstante, la táctica suicida de Giuliani - no pelear en Nueva Inglaterra y esperar a Florida y el "Super tuesday" para arrasar - lo dejó fuera de juego rápidamente, sin lugar a posible reacción. Los norteamericanos ya tenían otro héroe en su lugar : el veterano John McCain ( 72 años), un hombre experto y curtido en el complicado mundo capitalino ( más de 22 años como senador por Arizona ), pero ya  en el epílogo de su carrera política. No obstante  contaba - y cuenta - con una gran popularidad en el país por su pasado de prisionero de guerra en Vietnam.
Por el otro lado la sra. Rodham Clinton se topó con un público joven con ganas de cambio en Nueva Inglaterra - fue derrotada en Iowa - y con otro factor que a partir de ahora deberá ser tenido muy en cuenta por los estrategas políticos norteamericanos a la hora de diseñar campañas: Internet y su capacidad de recaudación masiva, diríamos que exponencialmente más grande que los métodos tradicionales de las fiestas y cenas con candidatos a los cuales éstos estaban habituados. La senadora Clinton se vio sorprendida pues por un hombre joven, afroamericano por más señas,  que no hacía ni diez años estaba trabajando como dinamizador social en los suburbios de Chicago. No se estaba pues enfrentando a un político al uso, miembro de una familia con tradición política o de un "think tank" del Partido Demócrata:  de hecho ganó su escaño estatal en la Cámara de Representantes de Illinois no dejando presentar a todos sus rivales por falta del número mínimo de avales exigidos por la ley. Y su escaño como senador por dicho Estado en Washington fue tan sólo posible después de que su rival republicano se viera inmerso en un lío de faldas y tráfico de influencias. 
Así las cosas, el "estashbliment" se confió al tratar de acabar con el intruso al llegar el Super tuesday o Supermartes: lo único que provocó dicha cita electoral masiva fue alargar la agonía de una candidata que no había sabido valorar las nuevas tecnologías y las ganas de cambio que gestionaba y representaba el novedoso candidato afroamericano. Se puede afirmar que la nominación de Obama fue la derrota de gran parte del Partido Demócrata, partidario de la senadora por Nueva York. Tan sólo el ala más liberal del Partido, encarnada por el veteranísimo senador por Massachussets Edward Kennedy , su influyente familia y todo  el clan demócrata de la Costa Este  apoyaron sin fisuras al joven candidato.
No obstante, y un vez conquistados los suficientes delegados para la nominación, al joven Obama el partido se le rindió de manera incondicional: en una convención que pasará a la historia por ser la primera en nominar a un candidato negro Obama convenció a los últimos seguidores de Hillary con un vibrante discurso en el estadio de los Broncos, en Denver. Más de 75.000 personas empezaban a escenificar lo que ha sido llamado "the Obama wave" ( la ola Obama ), esa sucesión de grandes mítines con miles y miles de personas con que ha ido jalonando a lo largo y ancho del país el Partido Demócrata toda la campaña presidencial.
Mientras tanto los republicanos no habían tenido tantos problemas para encontrar su candidato: tras el Super tuesday John McCain se hizo con una ventaja lo suficientemente cómoda como para no ver peligrar su nominación. De hecho los republicanos ya trabajaban en la campaña presidencial desde abril, mientras que los demócratas no supieron su candidato hasta entrado junio. No obstante esta posible ventaja ha sido, quizás, causa de su probable relajamiento: así como Obama y Clinton mantenían la tensión de los medios, los republicanos huyeron un tanto de escena durante unas semanas.
Otro factor para explicar la derrota puede ser la nominación de los candidatos a vicepresidentes: mientras en el Partido Demócrata se ponía un contrapeso perfecto en la persona del senador Joseph Biden para la posible bisoñez en temas de política internacional del candidato presidencial, los republicanos eligieron a la desconocida gobernadora de Alaska, Sarah Palin. Dicha elección, si bien en los primeros días creó expectativas de "sorpasso" electoral - de hecho se superaron a los demócratas en todas las intenciones de voto durante semanas - ha sido objetivamente perjudicial para la candidatura del senador McCain. Las continuas salidas de tono de la candidata a vicepresidenta, así como algunos asuntos de presunto mal gobierno en Alaska tiraron por la borda un trabajo diseñado durante meses por los asesores del candidato republicano.
No obstante nada se podría haber explicado en estas elecciones sin la aparición de dos factores fundamentales: el económico y el demográfico. Sin ellos, hoy el resultado podría haber sido otro, sin lugar a dudas. No obstante, para explicar el porqué de la ciertamente sorpresiva victoria demócrata en algunos Estados habitualmente republicanos deberíamos viajar en el tiempo y así poder encontrar una respuesta razonable a un cambio tan brusco en el voto de todo un colectivo tan poco dado  a las novedades como es el norteamericano que vive en la América Profunda y el Medio Oeste.
Durante las dos últimas décadas el precio del dinero en los Estados Unidos de América del Norte fue muy bajo, con cotas del 1% de interés, tipo que a un europeo le podría causar cierto sonrojo. Dichas facilidades crediticias fueron aprovechadas por los bancos, que vieron en el mercado inmobiliario destinado a los nuevos llegados un filón sin fin. Muchos inmigrantes  que en condiciones normales nunca hubieran tenido acceso a una vivienda propia - el sueño norteamericano hecho realidad - accedieron a ella gracias a estos tipos de interés, aptos para los más humildes. Inmigrantes y "blue collars", (clase trabajadora norteamericana de rentas humildes), muy numerosos en Florida,Pennsylvania, Ohio e Indiana ,- estados donde Obama se ha impuesto por un puñado de votos- empezaron a comprar casas con una sola premisa: que os tipos de interés no subieran. Como dato para la comparación y el análisis baste decir que los tipos en noviembre de 2004 ( elecciones Bush-Kerry ) estaban al 1,75%. Anteayer volvía a estar a ese nivel, pero forzado por las súbitas devaluaciones de la Fed: durante más de 13 meses los índices marcaban el 5,25%, algo absolutamente impensable para un norteamericano. 
 Mientras el mercado inmobiliario funcionó, los bancos no tuvieron ninguna dificultad: el dólar estaba fuerte, la economía real  iba bien y los mercados asíaticos no daban lugar a la preocupación. Tanto es así que los bancos pusieron en el parqué de Wall Street un nuevo producto, los combinados. Éstos no eran otra cosa que los paquetes de hipotecas para cobrar. Miles y miles de hipotecas que representaban miles de millones de dólares para los posibles inversores que cobraban los productos derivados del mercado inmobiliario. Es decir, los bancos tan sólo gestionaban del cobro de las hipotecas, pues ya las habían cobrado de antemano ya que las habían colocado los fondos que colocaban estos productos financieros.
El problema vino a mediados de 2006, cuando se empezaron a detectar los primeros impagos en masa y los inversores se dieron cuenta que su floreciente negocio no lo era tanto. Entonces empezaron a ejecutar poco a poco los seguros por impago que tenían contratados. Mientras los casos fueron aislados , las aseguradoras podían tapar el descubierto sin demasiadas complicaciones. Con la subida de las materias primas y el enfriamiento progresivo de la economía de los EUA, - especialmente  en los precios del petróleo y sus derivados - entre la primavera de 2007 y verano de 2008 muchas familias no pudieron pagar sus deudas y se declararon en quiebra. Por tanto los inversores ejecutaron en masa sus seguros de impagos: las aseguradoras no pudieron hacer frente a la situación y los fondos de inversión tampoco, quebrando alguno de ellos y causando una crisis económica tan sólo comparable con el "crack" del 1929. Es lo que se ha denominado la "crisis de las subprime", nombre anglosajón de los derivados o hipotecas basura.
Dicha crisis afectó de lleno la credibilidad de McCain - llegó a afirmar que la economía iba bien el día que se hundía Wall Street - y en cambio catapultó la de Obama, cuya campaña estaba un tanto alicaída por el efecto Palin y por la habilidad de su oponente en mostrarle como un hombre sin experiencia y acompañado de amistades peligrosas. El paro subió como la espuma en cuestión de semanas, el Estado se tuvo que hacer cargo de los antaño poderosos fondos de inversión, las aseguradoras más fuertes fueron nacionalizadas - todo un contrasentido en el país de las libertades individuales y  empresariales - y finanzas volvieron a ser fiscalizadas por el Estado como antes de la era Reagan, auténtico iniciador del "laissez faire, laissez passer " imperante en Washington. Obama logró identificar McCain con el presidente Bush y sus malas políticas económicas, dando un giro en las encuestas a mediados de septiembre.
No obstante no tan sólo por la economía y una mala elección de "ticket" ha ganado Obama, y es que la victoria demócrata en varios estados de la Unión no se puede explicar sin apelar a los profundos cambios demográficos habidos en los EUA en los últimos 6 años, aproximadamente. Cambios que no supo o no pudo aprovechar en su justa medida el senador John Kerry en los comicios del 2004: quizá su porte demasiado aristocrático no ayudaba a ello.Y es que  han sido los ciudadanos de grandes urbes que buscando una mayor calidad de vida han ido a vivir a los Estados vecinos de donde  residían los que han acabado decantando la balanza en diversos casos. Virginia , Nevada, Nuevo México y sobre todo Colorado son ejemplos claros de lo que se comenta.
Hoy tanto en Virginia como en Colorado hay casi tantos "old men" - hombres blancos normalmente aferrados a la tierra y a sus costumbres - como  nuevos llegados de Washington y California, respectivamente. Personas que responden al retrato robot de trabajadores y directivos de grandes corporaciones vinculadas al negocio de Internet y la nueva informática- Oracle, Yahoo. Google- que poco o muy poco tienen en común ideológicamente hablando con los tradicionales moradores de estos Estados. La migración ha sido espectacular: gracias a las nuevas tecnologías muchas élites californianas se han mudado a vivir al temperado clima de Colorado, yendo a sus despachos de Los Ángeles o San Francisco dos o tres veces por mes. Y esta gente ha trasladado su voto, mayormente progresista o liberal. Igual se podría decir de las élites de Chicago, normales habitantes de Evanston o suburbios para blancos al lado de la capital de Illinois y que ahora empiezan una diáspora hacia estados vecinos. Missouri, por ejemplo. O el ya sabido de los trabajadores en la Gran Manzana pero residentes en Connecticutt o New Jersey, por  no hablar de los miles de bostonianos residentes en Rhode Island. Estos cambios y movimientos migracionales están afectando - ya se ha visto - al tradicional equilibrio de fuerzas norteamericano. Tanto es así que la composición en el Senado - verdadero espejo de la proporcionalidad y asentamiento de los dos grandes partidos en el territorio nacional - ha quedado en franquicia para los azules de una manera clara y rotunda ( 54 sobre 100 y 6 sin asignar ), como hacía mucho tiempo que no se veía en el Capitolio.
La otra gran razón para explicar el triunfo demócrata cabe encontrarla en la actitud ideológica de los hispanos, del voto latino en definitiva. Normalmente el voto latino había sido granero del GOP o Partido Republicano. Por varias razones: por la procedencia rural de muchos inmigrantes, por su marcada religiosidad, (que entronca mejor con el ideario del partido rojo que con el a veces demasiado elitista ideario demócrata ) y su percepción de la moral o vital( muy influenciada con la religión y con la vida familiar y que no simpatiza tanto con la laxitud de costumbres que encarnan los demócratas ) ....
Entonces...¿ qué ha pasado? Pues en  lo que los analistas norteamericanos han coincidido ha sido en que si los latinos se han pasado en masa a Obama  ha sido porque le ven como el último salvador ante la delicada situación económica en que viven muchos de ellos por la crisis de las "subprime". Porque mientras McCain pedía parar la campaña electoral y un debate por la crisis Obama se presentó al pueblo norteamericano como ese hombre que mira de frente a los problemas sin intentar eludir responsabilidades. Dando soluciones. Esos días de auténtica zozobra nacional Obama ganó mucho terreno a McCain en Estados donde el candidato republicano daba la victoria no ya como segura sí como probable: New Mexico, Nevada y Colorado cayeron en gran parte por saber seducir al voto latino , a la par que son Estados muy castigados por la crisis hipotecaria, al ser destinos vacacionales preferentes de los norteamericanos. Muchos ciudadanos han perdido su tan soñada segunda residencia y gran parte de sus ahorros por las malas artes financieras de una élite.
El último factor que quizás ayude a entender mejor la victoria demócrata sea el religioso. Muchos evangelistas y seguidores de congregaciones cristianas de corte fundamentalista  se quedaron en casa y optaron por no votar a un hombre que se había enfrentado a ellos después de las problemáticas primarias de Carolina del Sur para la elección del candidato republicano que debía presentarse a la cita electoral del   año 2000. McCain era uno de los favoritos - había ganado en New Hampshire una semanas antes - pero fue acusado falsamente de adulterio por líderes religiosos, en favor de George W. Bush, gobernador de Texas y la  postre elegido Presidente ante el aspirante demócrata, el Vicepresidente Al Gore . Fiel a su estilo, el retirado militar no se mordió la lengua y achacó su derrota a la Iglesia Evangélica. Allí acabaron sus aspiraciones. Con estos antecedentes no es de extrañar el vacío detectado en muchos Estados, a  pesar del fichaje de Palin para contentar a los sectores más conservadores del partido republicano. La idea que subyace es la de que si las relaciones con los líderes religiosos conservadores norteamericanos hubieran sido mejores la Presidencia podría haber estado más cerca. Mucho más cerca.    
Conclusión: toda elección a Presidente de los Estados Unidos de América del Norte es un cúmulo de factores, una serie de concatenaciones, tanto positivas por parte del ganador - carisma, novedad, juventud y muy probablemente capacidad de ilusionar - como negativas por parte del perdedor. Y desde un punto de vista objetivo el senador McCain sumaba demasiadas como para ganar. No obstante el resultado es meritorio , pues la tan temida ola no se ha producido, ni mucho menos: un 7% de diferencia frente al ganador en voto popular no deja a su partido en mal lugar para la cita del 2012, ni mucho menos. Es una sólida base. Otra cosa es como queda el GOP en el Capitolio, desamparado y con un cierto vacío de poder.
Ahora bien, desde un punto de vista legislativo al electo Presidente le espera un inicio de Legislatura plácido, con mayoría absoluta en ambas Cámaras del Capitolio. Otrosí fuere desde el punto de vista político y sobretodo económico: deberá hacer algunas renuncias a su "National Change"  si el Presidente Obama quiere levantar el país no ya en 4, sino en 8 años. Y es que la tarea que se le avecina es épica, pero a la vez excitante. 

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