6/12/08

Maastricht: diecisiete años después

Jóvenes parisinos celebrando el "sí" a Maastricht


Tras la crisis monetaria y financiera surgida este verano, - y sobre todo tras las medidas adoptadas por los diferentes países de la Unión Europea - muchos politólogos se han preguntado qué queda del espíritu de Maastricht. Diecisete años después. tiempo en teoría más que suficiente como para haber encontrado y engrasado fórmulas y mecanismos auténticamente eficaces frente a cualquier contingencia económica que pudiera afectar a la Unión Europea.

No en vano la respuesta comunitaria no lo fue tanto - de hecho aún no lo es a día de hoy - y los acontecimientos han demostrado que la actual desunión europea dista mucho de ser la mejor garantía en caso de crisis o catástrofe, tal como es el caso que nos ocupa. Por poner un ejemplo no ha sido hasta Diciembre que el parlamento Europeo ha trasladado una propuesta de resolución sobre cómo deberían actuar los Estados miembros ante la posible insolvencia de los bancos europeos.
Ello ha puesto de relieve que lo que una reciente encuesta en diez países diferentes demostraba, que Europa en general no es percibida como una potencia a tener en cuenta en el futuro panorama internacional ni por los propios europeos ni ya digamos por los chinos, japoneses, rusos o norteamericanos. Para ellos, Europa estará en el 2020 tan dividida como ahora, y por tanto débil ante cualquier contingencia internacional. Si hubieran estado esperando los ciudadanos europeos una respuesta común contra la crisis hasta hoy , muchos de ellos habrían podido perder todos sus ahorros. No es de extrañar pues que la desconfianza planee sobre la Unión, sus mecanismos de control, su complicado engranaje político y, sobretodo, sus continuos cambios de Cartas Magnas.
Por ello bastantes analistas se acuerdan ahora de Maastricht, considerado por todos como el primer gran paso para la unión efectiva de Europa a nivel política, económica y monetaria. Pero antes hagamos un poco de historia: Maastricht es, básicamente, el resultado de diversos factores que facilitaron a Jacques Delors la tarea de elaborar un acuerdo fundacional europeo. A nivel externo, el hundimiento del comunismo en Europa del Este y la perspectiva de la reunificación alemana dieron lugar al compromiso de reforzar la posición internacional de la Comunidad. A nivel interno, los Estados miembros deseaban prolongar los progresos realizados por el Acta Única Europea a través de otras reformas.
Estos elementos condujeron a la convocatoria de dos Conferencias Intergubernamentales, una para la UEM y otra para la unión política. El Consejo Europeo de Hannover de 27 y 28 de junio de 1988 confió a un grupo de expertos presidido por Delors la tarea de preparar un informe que proponía las etapas concretas que llevarían a la unión económica. El Consejo Europeo de Dublín de 28 de abril de 1990, sobre la base de un memorándum belga sobre la reactivación institucional y de una iniciativa franco alemana que instaba a los Estados miembros a estudiar la aceleración de la construcción política de Europa, decidió examinar la necesidad de modificar el Tratado CE para progresar en la vía de la integración europea.
Finalmente, fue en el Consejo Europeo de Roma de 14 y 15 de diciembre de 1990, donde se lanzaron las dos Conferencias Intergubernamentales. Un año después, sus trabajos dieron lugar a la Cumbre de Maastricht de 9 y 10 de diciembre de 1991.
No obstante, lo que muchos se preguntan a día de hoy es si los objetivos fundacionales de Maastricht se ha cumplido o no. Estos eran los siguientes:
· refuerzo de la legitimidad democrática de las instituciones,
· mejora de la eficacia de las instituciones,
· instauración de una unión económica y monetaria,
· desarrollo de la dimensión social de la Comunidad,
· institución de una política exterior y de seguridad común.

Si bien parece que la legitimidad democrática, la instauración económica y monetaria y el desarrollo de la dimensión social de la Comunidad se han acabado cumpliendo de la manera esperada, no se puede decir lo mismo de la mejora de las instituciones y, sobretodo, de la institución de la PESC o Política Común de Exterior y Seguridad.
Efectivamente las instituciones comunitarias han seguido adoleciendo de una cierta elefantiasis estructural, agravada con la entrada de cada nuevo estado miembro, el cual ha querido su cuota de poder , la instauración de su idioma como comunitario una silla en la Comisión. Ello ha suscitado no pocos enfrentamientos internos y no menos graves parálisis institucionales : la discusión del Tratado de Niza no fue un ejemplo muy edificante de unión y diálogo entre Gobiernos que se decían unidos, desde luego. La persecución del consenso absoluto ha paralizado los más importantes asuntos comunitarios, tales como la consecución de la Constitución Europea - abortada tras las negativas francesa y holandesa - o su sucedáneo, el Tratado de Lisboa, en suspenso hoy en día por en "No" irlandés.
Dicha desunión ha sido aprovechada - y en algunos casos fomentada - por terceras potencias, deseosas de ver una Europa permanente en deascuerdo para favorecer así sus empresas o primando los tratados bilaterales particulares con diversos Estados miembros de la Unión. El caso más representativo fue el de los EE.UU. de George W. Bush con la España de José Mª Aznar, el cual influyó negativamente en el correcto desarrollo de las diferentes "cumbres" preparatorias para sancionar el Tratado de Niza.
Como botón de muestra de este alambicamiento tan propio de la política europea, podríamos fijarnos en la propia estructura formal de Maastricht. Según algunos constitucionalistas europeos, presenta una estructura demasiado compleja. Tras el Preámbulo siguen siete títulos. El Título I contiene las disposiciones comunes a las Comunidades, a la política exterior común y a la cooperación judicial. El Título II contiene las disposiciones que modifican el Tratado CEE y los Títulos III y IV modifican los Tratados CECA y EURATOM respectivamente. El título V introduce las disposiciones relativas a la política exterior y de seguridad común (PESC). El Título VI contiene las disposiciones sobre cooperación en los ámbitos de Justicia y Asuntos de Interior (JAI). Las disposiciones finales están recogidas en el Título VII.

Circulaba un chiste por la Bruselas de finales de los 90 según el cual Maastricht fue escrito por un alemán, corregido por un francés y traducido por un español. Bromas aparte, fue un texto muy discutido en su momento y acusado de servir a ciertas potencias europeas - Francia, Alemania - en detrimento de otras - España e Italia . A pesar de que el Principio de Subsidiariedad se cuenta entre sus valores principales.
No obstante, si partimos de la base que Maastricht es la clave para explicar la Política Exterior y de Seguridad Común europea, la cooperación policial y judicial y el aumento de poder del Parlamento europeo, deberíamos concluir que si bien en lo segundo se ha avanzado mucho y podría ser un modelo a seguir en cuanto a persecución del crimen organizado, no se puede decir lo mismo de lo primero. De hecho, el primer hándicap para algunos observadores es que estén centralizadas en la misma dirección. La Política de Defensa - esto es, lo que se esconde bajo el eufemismo de Seguridad Común - debería estar dirigida por una persona que no fuera la misma que la que llevara la Política Exterior. Llegados a este punto también nos deberíamos preguntar hacia dónde va la UEO, el teórico ejército europeo. Y el sentido que tiene si todos o casi todos sus miembros lo son a la vez de la OTAN. Es decir, lo que Europa debería clarificar en un futuro es el papel que debería jugar su ejército en el panorama internacional. Mejor dicho, lo que debería decir Europa es si quiere que sus Fuerzas Armadas jueguen algún papel en el futuro.
Lo mismo puede decirse de su Política Exterior: si bien la independencia de los Estados miembros es sagrada, no deberían darse casos como los de tener países que hacen exactamente lo contrario lo que Bruselas y su Comisión ordena o recomienda en asuntos tan delicados como los de la política Antiterrorista o la propia guerra de Irak. Es poco aconsejable y da una cierta imagen de debilidad. Debilidad que es captada y aprovechada sin ningúm miramiento por países como China, capaces de anular una cita con el Presidente de turno de la UE porque éste se había reunido en un acto protocolario organizado por el Parlamento Europeo con el Dalai Lama tres semanas antes. La respuesta de la UE aún está por llegar.
¿Debemos entonces concluir que Maastricht no ha sido todo lo útil que se esperaba puesto que bastantes objetivos no han sido cumplidos o tan sólo lo han sido en parte? No,en absoluto. Este Tratado ciertamente tenía unas expectativas - quizás demasiadas - muy elevadas, y parte de ellas se han cumplido. Tan sólo la consecución de una Unión Económica y Monetaria - UEM - digna de tal nombre ya ha valido la pena. A pesar de que ha costado mucho implantarlo, el euro es la segunda moneda de referencia en el mundo, y su cotización supera ampliamente a la divisa norteamericana.
No obstante harían bien los Estados miembros en revisar el protocolo de la citada UEM en tiempos de crisis: el espectáculo ofrecido este otoño de maratonianas reuniones mientras las bolsas caían en picado no ha sido muy alentador para la imagen europea. Al final , han tenido que ser las recetas de un miembro que no está en la zona euro - Gran Bretaña - las que se se han acabado adoptando como únicas, no por ser las más queridas por la Comunidad, sino por ser sencillamente las más eficientes.
Así pues entramos en una etapa crucial para validar los avances de Maastricht - Protocolo Social,Ciudadanía, Subsidiariedad, UEM, AJI - y volver a articular o reglamentar de una manera más funcional lo que se ha comprobado que no acaba de arrancar ( PESC, funcionamiento del Parlamento ,UEO,Constitución Europea)….
Por ello la actitud de los partidos es fundamental. Definitiva. Por tanto que éstos afronten estas Elecciones al Parlamento Europeo con ánimo y la mayor profesionalidad posible será una prueba de fuego para la supervivencia o no del proyecto común europeo.
Bernat Jofre i Bonet
bernatjofreibonet@yahoo.es

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